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SOBRE LA MEDITACIÓN (III)

  • Foto del escritor: Dharma José Blázquez
    Dharma José Blázquez
  • 10 feb
  • 2 Min. de lectura

Al sentarse a meditar es fácil que aparezcan “perturbaciones” externas (por ej., ruidos) o internas (imágenes de algo que ocurrió en la mañana o de la tele, “problemas” del trabajo o familiares, molestias, impaciencia, divagaciones, pereza, etc.), físicas o/y mentales-emocionales. Es normal.

Un principiante (¿y quién no es principiante?) debe saber que “ahora” la meditación consiste en relacionarse bien con estas perturbaciones o “compañeros de viaje” (siempre efímeros, siempre transitorios).

Porque si se tenía la expectativa, clara o difusa, de meditar y entrar en armonía, paz y “todo bien”…, y fluir… Pues no. Y es que cuanto más se busque la armonía huyendo de las perturbaciones” que tengo delante, más las reforzaré y más frustrado me sentiré.

La armonía seguramente vendrá más tarde, quizás después de 30 minutos, o de 15 días o de 12 meses. Y sólo podrá venir cuando haya aprendido a llevarme bien con esas perturbaciones, a tratar con ellas con una amable atención.


Esas perturbaciones son como insistentes moscas, a las cuales podemos ahuyentar al principio de forma suave…, pero vuelven…y vuelven... Y a lo mejor la siguiente vez las espantamos con un poco de irritación… Pero vuelven...y quizás ahora las ahuyentamos con

brusquedad, ira e impaciencia… Con ello, hemos añadido una nueva perturbación a las ya existentes.


Aprender a meditar es, además de muchas otras cosas, aprender a convivir o/y contrarrestar estas perturbaciones.

Por ej., mucha Paciencia y Constancia para volver al objeto primario de atención, generalmente la respiración. O por ej., convertir la perturbación en el objeto principal de atención, si ésta es muy insistente y “gritona”. O desviar la atención hacia un recorrido corporal, si la perturbación tiene la dimensión de un torbellino que no podemos afrontar en estos momentos.


Imagen de Aphra Natley
Imagen de Aphra Natley

En cualquier caso, la relación con las perturbaciones siempre ha de ser de forma no violenta o forzada. Al fin y al cabo, debemos Comprender hasta la médula (no

sólo conceptualmente) que:

--- son transitorias, efímeras, aparecen y tarde o temprano desaparecen;

--- son insatisfactorias y generan malestar o sufrimiento cuando deseamos que no estén, cuando nos resistimos a ellas;

--- son inconsistentes, desmenuzables, (como el gas, sin solidez), si se las mira con una minuciosa Atención.



Al sentarse a meditar, si se entiende bien, si se aplica con esmero la Atención Pura, amable y no reactiva…, no hay perturbaciones… ¡¡No hay perturbaciones!! Sólo son nubes efímeras que vienen y van, grandes o pequeñas, oscuras o claras, borrascosas o mullidas, pesadas o

ligeras… Sólo son nubes que transitan por el Cielo Infinito y Ecuánime de la Atención.


El 21 de febrero te esperamos para que puedas seguir "observando las perturbaciones"; Iniciación a la Meditación a las 19h.

 
 
 

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